Diversos estudios indican que la dieta mediterránea disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
La dieta mediterránea consiste en llevar a cabo un estilo de vida basado en una dieta variada y equilibrada en la cual los alimentos que predominen en la alimentación sean aquellos obtenidos de los cultivos tradicionales de la zona geográfica bañada por el mar Mediterráneo: el trigo, el olivo y la uva.
María Rodríguez Palmero, Doctora en Farmacia por la Universidad de Barcelona, explica que, concretamente, la dieta mediterránea nace del patrón de alimentación de la isla de Creta, parte de Grecia y del sur de Italia a principios de los años setenta.
Estos datos se conocen gracias a estudios epidemiológicos realizados en esta zona que demuestran que la esperanza de vida de las personas adultas del sur de Europa es de las más altas del mundo.
La dieta mediterránea tiene numerosos beneficios para la salud, los cuales están avalados por epidemiólogos. Diversas investigaciones realizadas en laboratorio demuestran que esta alimentación disminuye el estrés oxidativo y previene la obesidad, la enfermedad del Alzheimer, la diabetes, la hipertensión arterial, distintos tipos de cánceres, enfermedades cardiovasculares y las muertes prematuras derivadas de estas patologías.
En Cataluña, las zonas del Panadés y el Garraf son todo un referente por lo que a alimentación se refiere. Las bases de la gastronomía de estos territorios son los alimentos típicos de la masía mediterránea: el cereal, el olivo, la viña, la almendra, la avellana, las hortalizas, el aviram y las bestias de corral.
Concretamente en esta zona, se encuentra el pueblo costero de Sitges, bañado por el Mediterráneo, en el que encontrarás comida saludable y de buena calidad.
El profesor José Mataix afirma que “esta alimentación constituye una referencia de dieta saludable en la que los alimentos que la forman en cantidad y frecuencia están presentes en el ámbito mediterráneo con un cierto carácter ancestral”.
Esta alimentación evita el envejecimiento prematuro de las células ya que es una dieta rica en antioxidantes debido a la cantidad de vitaminas que contienen los alimentos. Esto reduce en gran medida el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas y el deterioro cognitivo asociado a la edad.
Por otro lado, la dieta mediterránea mejora el funcionamiento de órganos como el riñón y el corazón. El consumo de aceite de oliva y grasas omega-3 es beneficioso ya que ambos son reguladores de nuestro organismo y participan activamente en la eliminación de residuos y toxinas del cuerpo.
La Doctora Palmero explica que uno de los componentes más comunes en todas las regiones del Mediterráneo es el aceite de oliva, utilizado tradicionalmente para la elaboración de las comidas.
El aceite de oliva se distingue de otros aceites vegetales principalmente porque contiene como ácido graso mayoritario el ácido oleico, componente que aporta una mayor cantidad de nutrientes a las comidas.
Según diversas estadísticas, en España ha tenido lugar en los últimos años un cambio importante en los hábitos alimentarios, probablemente, debido a las transformaciones socioculturales y al proceso de urbanización e industrialización.
A pesar de estos cambios, la Doctora Palmero indica que, según encuestas alimentarias realizadas en nuestro país, actualmente la dieta española sigue las pautas de la dieta mediterránea, principalmente en lo que respecta al consumo de aceite de oliva, frutas, hortalizas y al elevado consumo de pescado.
En definitiva, la dieta mediterránea tiene un efecto beneficioso para la salud. Hay que ver esta dieta como un todo y entender que sus beneficios provienen del conjunto de los diferentes alimentos que la forman, así como el aceite de oliva, pescado, cereales o legumbres.
En este sentido, sabemos que la clave para una alimentación saludable es el equilibrio. Por este motivo, te recomendamos que visites el Panadés, el Garraf y el pueblo de Sitges para comer y disfrutar de un menú sano, variado y exquisito.
Judit Pelegrín
